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El castillo de Chenonceau

El castillo de Chenonceau se caracteriza por su estilo elegante y femenino y por el deslumbrante color blanco de sus fachadas. Además, forma parte de los tesoros monumentales históricos de Francia y representa una parada obligatoria en el circuito de los castillos del Loira.



Chenonceau : un castillo-museo


La riqueza del mobiliario renacentista, los tapices de Flandes y las colecciones de los grandes maestros que adornan las paredes del castillo reflejan la magnificencia de Chenonceau. Su excepcional colección artística constituye un tesoro de valor incalculable que el castillo conserva con el máximo cuidado.
 
Murillo, Poussin, Rubens, Le Tintoret, Le Corrège, Van Loo, Van Dyck... Las obras pictóricas de las salas del castillo fascinarán a los amantes del arte.

Chenonceau dedica muchos esfuerzos a la conservación de estas creaciones, por eso se llevan a cabo con regularidad campañas de restauración para que cada una de ellas conserve su belleza original.

 

Los jardines, un entorno privilegiado


En Chenonceau, reina de forma natural la armonía entre la naturaleza y la arquitectura. El castillo de Chenonceau representa un entorno privilegiado por sus espectaculares jardines de estilo francés, como los jardines de Diana de Poitiers y Catalina de Médicis, el laberinto y el huerto.

Estos dos jardines principales, situados a ambos lados de la torre de los Marques, poseen una decoración floral que se renueva en primavera y verano y que requiere la colocación de 130 000 plantas florales cultivadas en los terrenos.

 

El castillo de las damas: un lugar dedicado a las mujeres de Chenonceau


Suele decirse que detrás de cada gran hombre siempre hay una gran mujer, pero detrás del castillo de Chenonceau no se esconden ni una ni dos, sino un sinfín de mujeres con las que el lugar vivió un idilio apasionado.
 
La primera de ellas fue Katherine Briçonnet, esposa de Thomas Bohier. Sin embargo, el destino arrebató la residencia a los Bohier y se la confió a Diana de Poitiers, la amante favorita del rey Enrique II para disgusto de su esposa, Catalina de Médicis. Diana se dedicó en cuerpo y alma a la renovación del castillo; ordenó esculpir sus parterres y erigió un puente sobre el río Cher que se convertirá en un elemento estratégico del castillo para el control del tráfico fluvial.

Cuando murió el rey Enrique II, Catalina de Médicis obligó a su rival a abandonar el castillo y asumió el control del lugar. Intentó despojar al castillo de los recuerdos de Diana redecorando las habitaciones, rediseñando los jardines y, en especial, construyendo las galerías del puente.

Catalina dejó Chenonceau como legado a Luisa de Lorena, quien se encerró en él cuando su marido fue asesinado. A partir de entonces, un velo de luto y austeridad se apoderó del castillo y las buhardillas se transformaron en convento.

Durante la Revolución Francesa de 1789, Louise Dupin protegió el castillo y evitó su destrucción; gracias a ella, el lugar recuperó su antigua belleza al transformarse en un salón literario en pleno Siglo de las Luces. Cuando Louise Dupin falleció, también pereció con ella el esplendor del castillo.

Marguerite Pelouze adquirió el lugar en 1863 y lo renovó durante unos años, hasta que cayó en quiebra y tuvo que deshacerse de él en 1888. Más adelante, el empresario Henri Menier compró el castillo y en la actualidad sus descendientes son los propietarios del lugar.

Simone Menier fue una de las enfermeras más importantes del castillo de Chenonceau durante la Primera Guerra Mundial, que por aquel entonces se convirtió en un hospital militar que atendió a 2250 soldados heridos. La familia Menier abrió las puertas del castillo al público por primera vez en 1913.

Desde hace veinte años, Laure Menier y su marido son los propietarios de Chenonceau.

Sin duda alguna, la historia del castillo de Chenonceau ha estado marcada por la sucesión, casi ininterrumpida, de una serie de mujeres que lo construyeron, embellecieron, protegieron, restauraron y salvaron.

 

Acceso al castillo


Dirección : 37 150 Chenonceaux - a 30 km del hotel

El castillo de Chenonceau se encuentra a 25 minutos en tren regional TER de la estación de Tours. Tanto la estación de Tours como la de Saint-Pierre-des-Corps conectan con la estación de París-Montparnasse en, aproximadamente, una hora.

Las autopistas A10, A85 y A71 dan acceso al castillo.

 
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